1.Evaluación del caso
Se analizaron sus desencadenantes, niveles de estrés y la dinámica en su hogar para diseñar un plan de intervención personalizado. Desde el inicio, el papel de sus tutores fue fundamental para proporcionar información clave sobre su comportamiento y rutina.
2.Gestión del entorno y reducción del estrés
Se implementaron cambios en la rutina y el ambiente para disminuir su ansiedad, incluyendo enriquecimiento ambiental y mayor previsibilidad en su día a día. La constancia de sus tutores en aplicar estos cambios ayudó a que Goya comenzara a sentirse más segura.
3. Trabajo en reactividad
Se utilizaron ejercicios de desensibilización y contracondicionamiento para cambiar su respuesta emocional ante otros perros, combinados con técnicas de manejo en los paseos. Aquí, el compromiso de sus tutores fue clave, ya que su paciencia y la aplicación diaria de estas técnicas permitieron que Goya avanzara de manera constante.
4. Ejercicios para la ansiedad por separación
Se diseñó un programa progresivo para ayudarla a sentirse segura estando sola, utilizando técnicas de habituación y construcción de independencia. Los tutores de Goya siguieron las pautas con disciplina, asegurando que cada paso se diera de forma gradual y sin presiones.
5. Refuerzo de conductas calmadas y seguras
Se fomentó el autocontrol y la toma de decisiones adecuadas a través de refuerzo positivo, aumentando su confianza y reduciendo sus niveles de ansiedad. La participación activa de sus tutores en estos ejercicios fue fundamental para reforzar sus avances y brindarle seguridad en cada situación.
6. Compromiso y dedicación de sus tutores
Uno de los factores más importantes en la transformación de Goya fue la entrega y responsabilidad de su familia. Su disposición para aprender, adaptarse y acompañarla en cada paso del proceso permitió que los cambios fueran efectivos y duraderos.
7. Seguimiento y ajustes
Se realizaron evaluaciones constantes para adaptar el plan según su progreso y necesidades individuales. La comunicación continua con sus tutores permitió realizar ajustes oportunos y mantener una evolución positiva.
Gracias a este proceso y al amor y esfuerzo de sus tutores, Goya ha logrado avances significativos: ahora disfruta paseos más relajados, ha reducido su ansiedad y su bienestar general ha mejorado. Su historia demuestra que, con paciencia, conocimiento y el apoyo incondicional de su familia, cualquier perro puede l desarrollar una vida más equilibrada y feliz.


El caso de Goya nos recuerda que la educación canina no es solo sobre modificar comportamientos, sino sobre fortalecer el vínculo entre perros y tutores. Con el enfoque adecuado, cada desafío se convierte en una oportunidad de aprendizaje y crecimiento mutuo.

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