Kofi
Kofi, un Chow Chow, había desarrollado problemas graves de ansiedad debido a experiencias previas con dos adiestradores que hicieron un mal trabajo al emplear métodos basados en castigos. Estas técnicas aversivas no solo empeoraron su ansiedad, sino que también fomentaron comportamientos erróneos como mordidas leves hacia sus tutores. Además, ambos adiestradores proporcionaron una guía inadecuada a sus tutores, lo que dificultó aún más la relación entre Kofi y su familia, generando desconfianza y complicando su rehabilitación. Cuando tomé el caso de Kofi, entendí que no solo estaba trabajando con un perro ansioso, sino con uno que había perdido la confianza tanto en los humanos como en el proceso de entrenamiento. Mi enfoque fue completamente diferente: prioricé la paciencia, el entendimiento y el uso de técnicas positivas para reconstruir su confianza y mejorar su conducta. Este fue el proceso que seguimos: