Para tratar su ansiedad, aumentamos su ejercicio diario, introdujimos juguetes interactivos y creamos una zona tranquila en casa. Además, le enseñamos técnicas de relajación utilizando refuerzo positivo. Para manejar su sobreexcitación al recibir visitas, aplicamos una desensibilización gradual. Para reducir su reactividad con otros perros, utilizamos contracondicionamiento, asociando la presencia de otros perros con experiencias positivas y enseñándole a prestar atención, recompensando siempre los comportamientos calmados. Estas técnicas científicas lograron una notable mejora en su comportamiento y calidad de vida, beneficiando tanto a Canela como a su familia. 
La dedicación de sus propietarios a seguir el plan de manejo y entrenamiento también jugó un papel crucial en el éxito del proceso. Ellos aprendieron a comunicarse mejor con Canela, comprendiendo sus señales y necesidades, lo que llevó a una convivencia más armoniosa y feliz. Este caso es una demostración poderosa de cómo el uso de métodos científicos y positivos no solo puede cambiar el comportamiento de un perro, sino también transformar la dinámica familiar y fortalecer los vínculos emocionales. El resultado fue una Canela más calmada y feliz, y una familia que ahora tiene las herramientas para mantener este progreso y disfrutar de una vida más equilibrada y plena juntos.

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