Como educador canino, estuve a cargo del proceso de cambio de conducta de Panda. Primero, realicé una evaluación inicial para entender sus necesidades y problemas específicos. Esto incluyó un examen veterinario completo y una evaluación de su estado emocional. Identifiqué sus problemas alimenticios y su comportamiento general para desarrollar un plan adecuado.
Implementé un plan de alimentación controlada para corregir sus problemas de deglución y reducir su ansiedad relacionada con la comida. Utilicé comederos especiales y técnicas de refuerzo positivo, recompensándolo cuando comía de manera calmada y correcta. Gradualmente, le enseñé comandos básicos como "sienta" y "espera" antes de darle comida.
En cuanto a la modificación de conducta, realicé sesiones diarias de entrenamiento enfocadas en reducir su ansiedad alimentaria y enseñarle a no quitar la comida de las manos mediante ejercicios de autocontrol y obediencia. Utilicé técnicas de desensibilización y contracondicionamiento, exponiéndolo gradualmente a situaciones con comida presente y reforzando comportamientos positivos. También introduje juguetes y juegos interactivos para mantenerlo mentalmente estimulado y desviar su atención de la comida humana.
Para asegurar su adaptación al nuevo hogar, ayudé a establecer rutinas diarias que le brindaran seguridad y estabilidad. Le proporcioné un espacio personal donde pudiera sentirse seguro y relajado. Entrené a los nuevos adoptantes en técnicas de manejo y refuerzo positivo, realizando sesiones de educación con la familia para asegurar una comunicación efectiva y coherente con Panda.
Mantuvimos un seguimiento y apoyo continuo, con visitas periódicas para monitorear su progreso y hacer ajustes al plan de entrenamiento según fuera necesario. Mantuvimos una línea de comunicación abierta con los adoptantes para resolver cualquier duda o problema que surgiera.
Gracias a este proceso, Panda pudo superar sus problemas de comportamiento y disfrutar de una vida más saludable y feliz en su nuevo hogar.
